Proporcionarle al maíz una fertilización adecuada es fundamental para lograr una buena cosecha, por eso en AIRA abordamos algunas de las claves a tener en cuenta para conseguirlo en una jornada en campo.
La sesión formativa se celebró en Sarria y participaron ganaderos y ganaderas socios de diferentes zonas, así como técnicos de AIRA de distintas delegaciones
En la fertilización del maíz es muy recomendable repartir el aporte de nitrógeno que se hace al cultivo y realizarlo en varias veces, debido a las pérdidas que se producen. “La eficiencia del abonado aumenta mucho si la planta dispone del nitrógeno en los momentos de mayor demanda”, explican desde el servicio agronómico de AIRA.
Una de las opciones para repartir la dosis de nitrógeno que se aporta al maíz es hacerlo en dos veces, empleando en ambos casos fertilizantes granulados. Así, se realiza un primer abonado antes de la siembra y después se procede a un segundo abonado justo antes de que cierre el maíz, es decir, antes de que comience a encañar. “Hay que hacer este segundo aporte cuando el maíz tiene entre 8 y 10 hojas, de manera que aún se puede entrar sin dañar el cultivo”, apuntan desde el servicio agronómico de la Cooperativa.
“La eficiencia del abonado aumenta mucho si la planta dispone del nitrógeno en los momentos de mayor demanda”
En la jornada divulgativa se abordó este método de fertilización y los participantes vieron la aplicación de uno de los productos que se pueden utilizar en el segundo aporte de abono, cuando la planta comienza a encañar. Se empleó el abono AMIDAS, con una aplicación de 150 kilos/hectárea, echando mano de una máquina de redrar que permite también aplicar el fertilizante.
Entre otras ventajas, el AMIDAS es un abono concentrado que permite emplear bajas dosis y ganar mucho en el rendimiento en la aplicación. “La aplicación resulta práctica y económica. Así es que con una abonadora de 1.500 kilos se pueden hacer entre 8 y 10 hectáreas en poco tiempo”, se explicó en la jornada.
De este abono se recomienda aplicar una dosis de entre 125-200 kilos/ha dependiendo de la producción esperada (35-70 Tn/ha). En su composición, el Amidas incluye azufre, lo que ayuda a asimilar el nitrógeno por las plantas. Otra de las ventajas de este producto es que no daña el maíz produciéndole quemaduras como ocurre con otros fertilizantes. Además, el proceso de sulfatación de la urea minimiza las pérdidas por evaporación si se aplica en superficie.
Aportar fertilizante y redrar el maíz
La aplicación de este fertilizante granulado se hizo con una máquina de redrar el maíz. Este es uno de los aperos, junto con las abonadoras suspendidas, con el que aplicar el abono al cultivo en esta fase de crecimiento. Además, en la sesión también recordaron los beneficios que le proporciona al cultivo redrar la tierra. “Redrar el maíz aporta muchos beneficios al maíz. Es una técnica muy antigua que se dejó en desuso por los cambios en la mecanización de las granjas”, explican desde de departamento agronómico de AIRA.
En concreto, redrar el maíz permite romper la costra que se forma en la superficie de la tierra y las hendiduras que hacen que se pierda el agua en profundidad. Además, arrendar el maíz provoca que salgan nuevas raíces mejorando mucho la densidad de ellas y su eficiencia.
También es una práctica que permite liberar la tierra de algunas hierbas que aún estén en ese momento en la finca. Además, al enterrar el fertilizante, las pérdidas son mínimas.
¿Por qué es importante aplicar un abono foliar al maíz?
En la jornada también se le informó a los participantes sobre el uso de abonos foliares, para aplicar junto con el herbicida. Los abonos foliares pueden proporcionar micronutrientes, aportar bioestimulantes y acercar nitrógeno.
“Los abonos foliares tienen una función diferente a la de los fertilizantes granulados. Los abonos foliares aportan pequeñas cantidades de nutrientes, pero lo hacen de una manera muy rápida y eficiente, lo que permite darle un impulso al crecimiento de las plantas”, explican los técnicos.
Existen dos tipos principales de abonos foliares:
-Aquellos que aportan nitrógeno. Son abonos que complementan al que las plantas reciben por las raíces en momentos de gran demanda.
-Aquellos que aportan micronutrientes y estimulantes. Los micronutrientes son necesarios en pequeñas cantidades. Algunos de los micronutrientes son poco móviles, además de escasear en muchas tierras, por eso una incorporación vía foliar garantiza que la planta disponga de estos nutrientes esenciales y así crecer mejor sin esta limitación. Los estimulantes tienen la función de reactivar la planta ante situaciones de estrés, como puede ser el propio efecto de los herbicidas, una sequía puntual, noches frías, etc.
La aplicación de abonos foliares debe hacerse siempre bajo la prescripción del técnico de la Cooperativa. Además, se recomiendan emplear estos abonos foliares en el momento en que se aplica el herbicida, para conseguir una reducción de los costes, de manera que no suponga un gasto extra de de aplicación. Es preciso tener en cuenta que los abonos foliares tienen un coste reducido y los beneficios que aportan son importantes.