
La ganadería de vacuno Currás Xiá, de Friol (Lugo), una de las granjas socias de AIRA centrada en la producción de leche, es de las ganaderías familiares donde la renovación ha venido de mano de su hija, Inés Jul López, que ahora se encarga del manejo diario de los animales junto con su madre, Monserrat. Mientras, Plácido, padre, marido y el socio fundador de la ganadería está más centrado en la gestión de las tierras.
«Nos repartimos el trabajo, pero normalmente nosotras dos nos encargamos de los animales y de las rutinas diarias de la granja como el ordeño y mi padre hace lo de afuera. Todos somos muy conscientes de la importancia que tiene tanto el trabajo en la granja como el de las tierras. Sin uno no tendría sentido ni sería viable el otro», apunta Inés. Desde hace unos meses cuentan también con un empleado que ayuda en tareas como la limpieza de los animales.
Aunque Inés trabajó durante unos años en otro sector, decidió volver hace ya 12 años para Friol e incorporarse a la ganadería, en la que está totalmente implicada. El cambio, además de otras ventajas, le permite a sus tres hijas pequeñas, Uxía, Erea e Iria, disfrutar de la ganadería. «Me gusta que las niñas estén en la granja con mi madre y conmigo y ellas lo pasan bien aquí», valora la ganadera.
Currás Xiá es hoy en día una de las ganaderías destacadas en el vacuno de leche en el ayuntamiento de Friol. Con más de 300 cabezas tiene unas 140 vacas en ordeño y una producción de cerca de 145.000 litros de leche al mes, que le vende a la Cooperativa. Su producción media se encuentra en los 37 litros por animal. Es una de las ganaderías que están certificadas en la producción de leche en AIRA.
Tienen unas 140 vacas frisonas en ordeño y una producción de cerca de 145.000 litros de leche que venden a la Cooperativa. Son de las ganaderías certificadas
En la ganadería Currás Xiá todo el rebaño es de raza frisona. En las instalaciones más nuevas, que construyeron hace 9 años, tienen los animales en producción. Acaban de instalar un robot de ordeño, con el que aliviar la carga de trabajo, pero mantienen también el ordeño en sala debido al número de vacas que ordeñan. Así, las vacas en producción las tienen divididas en dos lotes, en función de si se ordeñan en el robot o en la sala.
Al tener estos dos sistemas de ordeño también las raciones están adaptadas a cada uno de ellos. La ración de las vacas que se ordeñan en la sala lleva 23 kilos de silo de maíz, alrededor de 20 kilos de silo de hierba y 10 kilos de concentrado. Mientras, las vacas que se ordeñan en el robot tienen una ración de 23 kilos de silo de maíz, otros tantos de silo de hierba y 5 kilos de concentrado «ya que el resto del pienso se le da en el robot», explica Aurora Vila, técnica de Aira que se encarga del asesoramiento de la alimentación en la ganadería.
«Una vez preñadas, las vacas están en el pasto hasta casi un mes antes del parto que vuelven para la granja»
En las instalaciones antiguas de la ganadería, situadas al lado de la casa familiar, tienen la recría divida por lotes en función de la edad de los animales. Aunque es una granja en intensivo, una vez que las vacas están preñadas están en el pasto hasta casi un mes antes del parto que vuelven para la granja.
La ganadería gestiona unas 45 hectáreas de maíz, que tienen en dos parcelas alquiladas desde hace años. «El mayor problema es que una de las fincas de 20 hectáreas está a 10 kilómetros de la granja», explica Montserrat. Además, ensilan alrededor de unas 100 hectáreas de hierba. Aunque se encargan en buena medida de la producción de los forrajes, cuentan con los servicios de maquinaria de AIRA para la campaña de ensilado tanto de hierba como de maíz.
Publicado en el boletín de AIRA de abril de 2022